La Casa del Espíritu Novohispano

Foto reportaje Daniel Casas

Puebla, Pue.- Sería tarea imposible decidir cuál es la obra de arquitectura más importante del novohispano mexicano, pues este se construyó -y de alguna manera se sigue construyendo a partir de las investigaciones e interpretaciones recientes- con base no a una sola pieza (ya sea arquitectónica, literaria o artística), sino al conjunto de ellas.

En una sola catedral o en un solo templo, la convergencia de las columnas, los cruceros, las pinturas, los altares, el coro, el órgano, la cúpula o las fachadas son lo que dan forma a ese estilo llamado barroco, sin el cual no podríamos entender ni el espíritu ni la época colonial; así como a partir del conjunto de las obras de la Ciudad de México, Puebla o Oaxaca, por mencionar unos ejemplos, es como se entiende todo ese periodo.

En Puebla, en una capilla anexa al Templo de Santo Domingo, se encuentra la Capilla de la Virgen del Rosario, un espacio que, como una suerte de Aleph o de Alfa y Omega, se concibió, a partir de 1650 y hasta 1690, fecha de su culminación, una capilla que rindiera culto a esta virgen.

En el siglo XVII se le conocía como La Casa de Oro, pero bien pudo ser La Casa de la Gracia, La Casa del Espíritu o La Casa de las Virtudes, si observamos con detenimiento su concepción plena.

Su cúpula es una de las más importantes en todo México, pero no solo por su belleza, sino por su significado: en ella están representadas las virtudes teologales. Si a través de las virtudes teologales se puede aspirar a tener una suprema sabiduría y alcanzar la vida eterna, a través de nuestros recorridos por la Capilla de la Virgen del Rosario se puede aspirar a entrar de lleno al espíritu de una época tan preciada y preciosa como la novohispana. (Identidad Puebla)

 

 

 

 

 

Compartir: