Nichmtik, un rincón de bordados

*Cristina aprendió a bordar en su natal Chiapas, pero perfecciona su técnica y aprende de artesanos de Puebla e Hidalgo

Guadalupe Juárez

Puebla, Pue.- Flores, muchas flores pero bordadas en vestidos, camisas, playeras y blusas, es Nichmtik o casa floreada como se traduciría del Tzotzil al español, un rincón de Chiapas en Puebla.

La familia de Cristina llegó hace seis años a Puebla  de Chiapas, ella vino a la ciudad hace dos años y ver a las poblanas la ha inspirado para combinar la forma de bordar la ropa de su entidad, pero adaptarlas al estilo de las mujeres en la capital poblana.

En el local, ubicado en inmediaciones del Barrio de los Sapos –uno de los más turísticos de la ciudad- cuelgan prendas floreadas para hombre o mujer,  bolsas, monedoros, así como los rebozos, cubrebocas y hasta aretes y llaveros que su familia fabrica.

Aprendió a bordar desde pequeña, como todos los integrantes de su familia, desde los seis años, cuando veía a su abuela y su madre hacer su oficio, tomar la aguja, elegir un hilo colorido y comenzar a rellenar las figuras dibujadas sobre las telas.

Conforme pasan los años perfecciona su técnica, aprende de otros estados, como las puntadas de Tenango, Hidalgo, y ahora de las artesanas en Puebla.

“Yo empiezo a bordar, veo cómo es el estilo de la ciudad, una blusa, un vestido, una falda, entonces esto lo vamos cambiando y vamos aplicando, vamos viendo cuál es la que más les gusta y vamos cambiando los colores y nos vamos adaptando”, dice.

Cristina dice que las poblanas bordan diferente a las chiapanecas y muestra una de las blusas en las que ha combinado su técnica, con las flores pequeñas (que dice que suelen utilizar en Puebla), a diferencia de las grandes flores de su entidad natal.

A ella le gusta su oficio, en este que lleva 14 años y en el que piensa aprender más técnicas, incluso las que más se le dificultan, le gusta a ir a talleres con otras artesanas.

“Me gusta porque aprendo muchas cosas más, vamos a talleres de bordado, hay más gente y sí es un buen oficio, me gusta mucho, te da la libertad de hacer diseños que jamás pensaste, con diseño y bordado, entonces es como expresar lo que sientes pero en el bordado, es un buen oficio para mí”.

En el negocio que atiende desde hace dos años, hay blusas más tradicionales, “cuadradas”, pero hay también diseños que si una persona las usa, se ciñen más al cuerpo; faldas más cortas, blusas escotadas. Hay un vestido negro colgado en un maniquí, uno tradicional chiapaneco.

Los colores de las prendas suelen cambiar cada temporada, depende del clima, de la elección de la persona que borda, o de las que más les compren en determinado periodo, pueden ser a veces rosas, o tonos grises y oscuros.

“Cada bordado es de un lugar del país en específico, pero todas las artesanas vamos con un bordado, hay muchas técnicas de bordados, los colores  se hacen a su gusto, no tenemos un patrón específico, cada quien va eligiendo, cada diseño es único”, promete Cristina.

 

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