*Sus columnas de influencia toscana y sus paredes bajo la técnica mestiza engalanan la construcción del siglo XVI, edificada por el “conquistador” Alonso Valente, uno de los primeros fundadores de la ciudad, primo de Hernán Cortés.
Guadalupe Juárez
Puebla, Pue.- La casa de dos plantas, con su entrepiso, conocido como “taza y plato”, impacta por su belleza.
Una estructura de dos partes, en el plato había un acceso y la escalera; en la taza una sala pequeña, una recámara y una cocina. Sus tres patios, con sus columnas de influencia toscana y sus paredes bajo la técnica mestiza, se mimetizan. Un oratorio doméstico, construido por la gente adinerada, para poder llevar a cabos rituales religiosos.
Agustín Arrieta, uno de los pintores más reconocidos del país, cuyo trabajo se distinguió por plasmar en sus obras el contraste de quienes vivían en la pobreza y la opulencia, pasó sus últimos años en una casona de la esquina entre la 5 Poniente y la 5 Sur, que ahora lleva su nombre: la Casa Arrieta.
Historiadores aseguran que sus últimos días la pasó en la más profunda pobreza en este inmueble, en donde solía pintar sobre lo cotidiano. Arrieta fue conocido como un hombre sencillo, empático con las personas, de quien poco se sabe sobre su situación económica, se distinguió por vivir una vida austera, en la que sólo necesitaba de su talento y vivencias para pintar.
Las paredes de la Casa de Arrieta no sólo encierran la etapa de que uno de sus moradores se convirtiera después de su muerte en un pintor famoso, cuyas obras se exhiben en museos nacionales e internacionales y en manos de coleccionistas privados, es también, un monumento nacional testigo de la historia de un país.
Fue construida en el siglo XVI por el “conquistador” Alonso Valente, uno de los primeros fundadores de la ciudad, primo de Hernán Cortés.
En 1856 fue comprada por Miguel Limón y en ese lapso la ciudad fue tomada por ejércitos y tropas que dejó varios inmuebles pulverizados, a excepción de esta casa que permaneció de pie y casi intacta.
En ese entonces Puebla era una ciudad muy atacada, al ser identificada como conservadora, y por tanto un objetivo para las tropas de grupos contrarios.
En el XIX la propiedad se convirtió en una vecindad y a finales de la década de los 70, el pintor de origen tlaxcalteca pasó sus últimos días de vida entre sus paredes y bajo su techo.
El inmueble fue propiedad del gobierno del estado en el siglo XX y lo convirtió en un lugar para llevar a cabo actividades culturales, y ahora es la sede de la Comisión Estatal de Derechos Humanos.
Hoy es una de las estructuras de los primeros cuadros de la ciudad que aun conserva detalles de la construcción original en sus escaleras y primer patio, con una placa en la fachada que indica cuál es su importancia para el estado.