Yerani, la artista sin límites

*La joven poblana que fue diagnosticada   con mosaicismo, un tipo de Síndrome de Down, no ha parado su vuelo y apenas encabezó su primera exhibición pública en la Casa de Cultura

Jaime López

Puebla, Pue.- Yerani Izayana Flores Arroyo es la artista con alas, que vuela por el cielo de Puebla sin reparo, sin mirar hacia atrás o hacia abajo; en su camino ha decidido realizar una parada momentánea en la Casa de Cultura, en el Centro Histórico, para mostrar parte de su talento.

“Sin límites” es la muestra que recientemente inauguró en la planta alta del recinto mencionado, en la sala Sergio Pitol. Un espacio importante para alguien igual de relevante.

Es la primera exhibición pública de la joven promesa que, a sus 24 años, tiene esa mirada que indica el deseo ferviente de ser parte por mucho tiempo del firmamento artístico local. Ya después decidirá si sus alas recorrerán otros estados y países.

El título de la muestra define oportunamente la esencia de la creativa egresada del Instituto de Artes Visuales del Estado, en donde comenzó a aceitar sus sueños.

Desde su nacimiento fue especial. Ser diagnosticada con mosaicismo, un tipo de Síndrome de Down, hizo que su familia le brindara una atención focalizada, repleta de cuidados y amor.

Como era de esperarse, la mayoría de la sociedad no estaba preparara para ella y hubo quien la discriminó por esa discapacidad, incluyendo personas que supuestamente tienen una alta preparación académica, pero las demerita su analfabetismo emocional.

Lo anterior no provocó que Yerani se alejara de sus anhelos, de sus aspiraciones. Con un empujón de sus seres queridos, continuó preparándose y reconociendo las disciplinas artísticas en las que tiene mejores aptitudes.

De ese modo, encontró en el dibujo y la pintura sus espacios idóneos, en los que puede extender sus alas a diestra y siniestra.

Con un total de 17 obras, “Sin límites” muestra varias facetas de la habilidad de Yerani con el pincel y los colores, pues consta de autoretratos, óleos de desnudos, cuadros con arte abstracto y hasta homenajes a algunos de sus creadores predilectos.

Respecto a los primeros, destaca la pieza denominada “Yerani preocupada”, en donde la joven no tiene temor de dar a conocer parte de las emociones que conforman su sensibilidad.

También llama la atención el autoretrato en el que la artista tiene el cabello decolorado de amarillo y verde, el cual evidencia su ímpetu y alegría.

En cuanto a los desnudos, Yerani utiliza nombres sencillos y directos para explicar lo que quiso pintar en sus piezas: “La tranquilidad de Maritza”, “El torso de Armando”, “La cadera de Yazmín” o “El torso de Francisco”.

Da gusto que la joven no recurra a barroquismos o metáforas innecesarias para titular dichas piezas; y también se le debe de reconocer que mencione a quienes fueron sus modelos durante su formación universitaria.

Yerani no pierde la oportunidad para manifestar abiertamente su admiración hacia Frida Khalo o Salvador Dalí, mientras que también comparte la devoción a su progenitora, vía la obra “Amor de madre”.

Hay otras piezas, cuyos nombres no se revelarán en este texto con la finalidad de que las y los lectores asistan y vean de cerca el  talento de la poblana en cuestión, quien ya tiene entre sus metas estudiar una maestría.

En lo que eso ocurre, el vuelo de Yerani no se detiene, al contrario, su ascenso es constante hasta las más altas cimas.

 

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