Teziutlán y su Santuario de veneración  

*En el recién declarado Pueblo Mágico, una joya arquitectónica barroca del Siglo XVIII: El Santuario de Nuestra Señora del Carmen, un emblema de devoción de miles fieles

Javier Salas Hernández

Teziutlán, Pue.- Una larga caminata, agotadora; un sacrificio personal a pesar de la posible comodidad de un automóvil. La recompensa es única.

El ligero viento disipa la ligera neblina vespertina que anuncia el ocaso del día y entre la bruma emerge en todo su esplendor una joya arquitectónica barroca del Siglo XVIII: El Santuario de Nuestra Señora del Carmen.

Un templo católico con cuatro torres idénticas que coinciden con los cuatro puntos cardinales, el único de ese estilo en Latinoamérica. Y está aquí, en este bello Pueblo Mágico, pintoresco y colonial lugar enclavado en la Sierra de la Perla Nororiental.

El monumento arquitectónico, testigo mudo del pasado y presente, impone respeto por su consagración a la Virgen del Carmen, colocada en una Cruz Latina y, a un costado, el emblema de la orden de Las Carmelitas.

Son muchas las historias que giran a su alrededor, pero dos son las que más conoce la gente. Cuentan que durante la guerra de Independencia, la imagen de la Virgen del Carmen fue el estandarte del ejército local que luchó para liberarse del yugo español.

La que más se conoce es la que la liga a Laurens Cornelis Boudewijn de Graff, mejor conocido como Lorencillo, el legendario pirata que fue el azote del puerto de Veracruz, que hizo de Roca Partida en la selva de San Andrés Tuxtla, su guarida.

De ello, hay un testigo silencioso que cuenta sin hablar, de cómo llegó la Virgen del Carmen a este extraordinario lugar.

“Por el año de 1672, el terrible pirata Laurent Grafft Lorencillo, cuando supo que un barco con oro zarpaba de Veracruz rumbo a España, decidió atracarlo, obligando al capitán del barco a refugiarse en la Barra de Nautla. Al no encontrar el oro Lorencillo enfurecido mandó matar al capitán y sus marineros. Un marino escondido en la playa imploró a la Santísima Virgen del Carmen, si se salvaba traer una imagen suya para ser venerada en estas tierras. Él salvó y cumplió su promesa trayendo su imagen a Nautla donde una pequeña ermita se veneró durante mucho tiempo. Posteriormente fue trasladada a Teziutlán, sede de la diócesis de Papantla.

Desde entonces ella nos protege con su dulce mirar y en la Reyna del carmelo ciframos nuestro presente y porvenir”.

Una historia más, afirma es que una familia teziutleca decidió llevar una imagen a su casa para venerarla y una noche brilló causando conmoción y un gran milagro.

Sea cual sea la verdadera historia, el Santuario de Nuestra Señora del Carmen y la imagen de la Virgen del Carmen son un estandarte de esta región, un emblema de devoción de miles.

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