“La California”, gusto pecaminoso

*A dos cuadras del zócalo, la paletería muestra orgullosa sus dos vitrinas repletas de botes de mole Santa Mónica, jamoncillos, tortitas de Santa Clara

Carolina Miranda

Puebla, Pue.- Una paletería se quedó detenida en el tiempo: año 1935.

En medio del bullicio del Centro Histórico de la ciudad de Puebla y del ir y venir de la gente, sigue ahí “La California”.

En el lugar la nostalgia se extiende con las paredes verdes pistache que hacen pensar en las anécdotas de las citas románticas de varias generaciones que han degustado el postre que no encuentras en ningún otro lugar, al menos con esa receta secreta que resguardan celosamente y que el paladar más exigente cae rendido: las famosas cremitas.

Probarlas se convierte en una sensación casi pecaminosa, tienen un sabor dulce, suave y cremoso. Hasta su olor cautiva al comensal, el cual evita pasar el bocado y extinguir el sabor.

La matriz se encuentra ubicada en la calle 4 oriente número 3, a sólo dos calles del Zócalo. Dos vitrinas enormes repletas de botes de mole Santa Mónica, jamoncillos, tortitas de Santa Clara, tamarindos envueltos y más dulces típicos poblanos dan la bienvenida a los clientes, locales y extranjeros.

Cientos de ellos han atravesado el torniquete que regresa a la época donde los niños se subían al caballito de monedas, aquel que los llenaba de adrenalina y alegría ante la vista de sus padres. La mejor emoción que podían obtener antes de que existieran los videojuegos.

Una cadena de bancos naranjas, amarillos y verdes están formados alrededor de la barra, las vitrinas están repletas de vasitos de cremitas y flanes, pero no es el único manjar que ofrece, también tiene pambazos, tortas de milanesa, jamón, salchicha,quesillo, pollo, huevo, mole, pierna y chorizo o y sándwiches, que poseen el sazón de las casas mexicanas. Es de ley que deben acompañarse con aguas frescas de horchata, jamaica y tamarindo.

Los recuerdos vienen a la memoria con las gelatinas en papel y los frascos de vidrio de confitería. Algunos adultos mayores aún pasan por su bolsita de dulces de anís, cigarros o polvorones sevillanos, son clientes conocidos y queridos por los trabajadores.

Cremitas, dulces, paletas y flanes son palabras escritas en letreros neón que hacen juego con un enorme vitral de fruta que acompaña a las macetas colgantes, el conjunto envuelve al cliente en un ambiente de frescura y alegría que logra darle un momento de tranquilidad y armonía mientras degusta una torta de mole.

Familias, parejas y hasta comensales solitarios se dan cita en el lugar tradicional. Y aunque conserva el estilo de una paletería de antaño, no está alejada de la tecnología y se unió a Uber Eats para que los postres lleguen a cualquier hogar.

Además, cuenta con una sucursales en la calle 5 poniente número 305 a unos pasos del Congreso del Estado, Plaza Dorada, Plaza San Diego y Vía San Ángel.

Los gustos culposos tienen un costo que retumba en la mente de los comensales al salir, pues una báscula antigua se posa ante sus ojos y es inevitable subirse a mirar con temor el cálculo.

Un precio que cualquiera está dispuesto a pagar por complacer el paladar.

Compartir: