La Tapatía, sabores que derriten

*Con paletas de hielo, helados y bolis, Don Gabriel Guadarrama Rojas lleva alegría y sabores a los poblanos

Carolina Miranda

Puebla, Pue.- La nieve se derrite en la boca y surgen los sabores de piña colada, queso con zarzamora, beso de ángel, chocochips, kiwi, lichis y maracuyá. El hielo de las paletas descubre la esencias del nanche, una fruta  que se convirtió en un éxito.

Ser paletero es uno de los oficios más nobles en México. Con paletas de hielo, helados y bolis, los hombres y mujeres dedicados a su elaboración llevan alegría y sabor a través del paladar.

Durante 35 años Gabriel Guadarrama Rojas ha tocado el corazón de sus clientes con sabores caseros únicos. Desde muy temprana edad comenzó a trabajar con su tío Javier Guadarrama en los distintos negocios en los que se desempeñó. Pero encontró su amor por los helados y las paletas.

La calidad de sus productos surtieron a un negocio con fuerte presencia en el municipio de Izúcar de Matamoros. Por su arduo trabajo y compromiso, su tío le dio la confianza para continuar con su negocio  y lo llamó “La Tapatía”, en honor a su esposa originaria de Jalisco.

Cinco años de afanoso trabajo le dio la oportunidad de convertirse en el único proveedor de helados y paletas en el parque acuático San Carlos en Izúcar de Matamoros.

Con el tiempo, el negocio familiar se expandió para incluir a sus dos hijos. Desde muy temprana edad lo ayudaron a crear, distribuir y vender sus productos en ferias como la de Santa Anita, Santo Domingo e incluso en el Corpus Christi.

Para Don Gabriel es motivo de orgullo que se desendencia se interese por su trabajo y disfruten de sus frutos. Luego de la niñez y adolescencia de sus hijos, la familia decidió radicarse en la ciudad de Puebla para que los jóvenes estudiaran una carrera.

El mayor se convirtió en chef y el menor ingeniero mecánico eléctrico. De hecho, él hace los bolis y las galletas de helado que se surten a San Carlos.

“Yo les dije que esa es su herencia en vida, que la aprovecharán, que le echaran ganas al estudio”, comentó.

Cerró sus tres negocios en Izúcar de Matamoros y emprendió su negocio en las colonias. Afortunadamente fue tan popular que su negocio se convirtió en fuente de empleo para cuatro trabajadores provenientes de los municipios de Puebla.

Quiere enseñarles el arte de la paletería artesanal y no tiene inconveniente que en el futuro sus empleados tengan su propio negocio, pues asegura que, a diferencia de la envida, está muy feliz de ser un legado en el negocio.

Ahora, hasta la forma de vender ha cambiado, pues sale a las calles a perifonear sus productos en colonias, como la Hacienda, Insurgentes, San Manuel, La Unidad Guadalupe y alrededores.  Además, también vende en el Instituto Profesional en Terapias y Humanidades, aunque sigue siendo proveedor en Izúcar de Matamoros.

El amor a la gastronomía poblana le vino desde la cuna, su mamá es amante de la repostería y hace pasteles y todos los dulces típicos de Puebla. Antes de la pandemia, tuvo dos locales llamados “La Real de Matamoros”, dedicados a la pozolería, pero lamentablemente tuvieron que cerrar sus puertas por la emergencia sanitaria.

Sin embargo, el negocio familiar de los helados y paletas de hielo sigue de pie y gracias a la nobleza de Don Gabriel, decenas de poblanos pueden disfrutar de un rico postre después de la comida, pues les obsequia un “pilón” para que prueben toda la variedad y conozcan toda su gama de productos.

 

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