Parque ecológico, la pista familiar

*Un viejo Campo Aéreo Militar en la ciudad de Puebla, hoy congrega a familias, amigos, parejas y deportistas, quienes acuden a respirar aire puro, hacer deporte, platicar y hasta comer

Guadalupe Bravo

Puebla, Pue.- El pequeño José Luis pedalea con esfuerzo una bicicleta que los Reyes Magos le trajeron. Era la segunda ocasión que la pedía en el globo que envió aquella noche estrellada.

El primer año, Melchor, Gaspar y Baltazar no se la trajeron, porque consideraron que no tenía la edad suficiente para manejarla. Sin embargo, este año su abuelito le enseñará a rodar en el Parque Ecológico de Puebla.

Con Don Miguel como guía, José Luis esquiva a corredores, familias y hasta otros ciclistas que se reúnen todos los fines de semana en uno de los pulmones más grandes de la Ciudad de Puebla.

Ubicado en la calle 24 Sur en la colonia Azcárate, este lugar de esparcimiento familiar, alguna vez fue una zona de llegada y despegue de aeronaves, llamado Campo Aéreo Militar -Pablo L. Sidar, en honor al piloto aviador, mejor conocido como Pablo “El Loco” Sidar.

El 6 abril de 1926 se inauguró la pista cimentada en terrenos del Rancho Alseseca y Azcárate. En primera instancia, llevó el nombre del General Ignacio Zaragoza, pero fue renombrado luego de la visita de “El Loco” Sidar, el 8 de noviembre de 1929.

Así el ruido de los motores viciaba el ambiente y los oídos de los presentes, familias enteras admiraban las aeronaves que surcaban el cielo. Un fenómeno incomparable para la época.

Tanto revuelo causó este campo militar que el 5 de mayo de 1942 el ejército mexicano realizó maniobras aéreas para conmemorar un año más de la Batalla de Puebla.

Sin embargo, debido a los pocos avances tecnológicos del momento y a pesar del entrenamiento de la milicia, se registró un terrible accidente. El capitán Roberto Talamantes quedó gravemente herido.

No fue el único incidente que se registró, por lo que el lugar fue abandonado. Hasta que el 22 de febrero de 1986, cuando el gobernador Guillermo Jiménez Morales, colocó la primera piedra del Parque Ecológico Revolución Mexicana.

Actualmente congrega a familias, amigos, parejas y deportistas, quienes acuden a respirar aire puro, hacer deporte, platicar y hasta comer.

Cuenta con palapas donde las familias se reúnen a comer tortas hechas en casa, mientras observan el pequeño lago que alberga una familia de patos. O bien, se divierten rentando lanchas para navegar en el agua.

Otros prefieren armar retas de fútbol, basquetbol y voleibol. Los más intrépidos se arman con patines para desafiar a la gravedad y las estructuras de cemento del parque de skate.

Mientras que las parejas rentan bicicletas para rodear la zona ovalada de 3.5 kilómetros. Otras prefieren recostarse en el pasto mientras las nubes se mueven con el viento o atravesar el puente colgante que se encuentra sobre el lago, como si de una película romántica se tratara.

En tanto, José Luis aprende a controlar su bicicleta sin caerse ante la mirada vigilante de su abuelo, quien fue testigo de cuando los aviones aterrizaron en el lugar donde ahora su nieto grabará un nuevo recuerdo de su infancia.

 

 

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