El quiosco de la rosa de los vientos

*En el interior del emblemático Mercado la Victoria, ese con toques franceses, una estructura con raíces en el estilo mudéjar, repleto de coloridos mosaicos, único en su tipo

Guadalupe Juárez

Puebla, Pue.-  En medio de una rosa de los vientos y bajo el quiosco construido con remaches de acero traídos desde Francia, sobresale una placa dorada con las coordenadas de lo que un día fue uno de los Centros de Abasto más importantes de la ciudad virreinal.

Los ancianos suelen contar una leyenda, una donde se asegura que este lugar es el verdadero centro de la capital poblana, justo en medio de lo que ahora es una plaza comercial dentro de un edificio antiquísimo: Mercado Victoria.

La rosa que marca los diferentes rumbos a los que uno puede dirigirse desde este punto, está fijada en los mosaicos en color café y negro sobre un círculo crema. Y es atravesada por cerámicas diminutas con flores azules, con el centro amarillo y hojas muy verdes en forma de cruz.

En el interior de una imponente estructura construida y dirigida por Julián de Saracíbar durante el gobierno de Santa Anna en 1854 y reconstruida en 1914 durante el porfiriato, la gente mayor recuerda que se solían vender flores desde algunos ramos modestos hasta los arreglos para eventos importantes como bodas.

El mercado, erigido con el objetivo de embellecer la ciudad, por si sólo es un espectáculo arquitectónico, pero el quisco es de sus mayores atractivos.

Sus raíces en el estilo mudéjar sorprenden a propios y extraños; en su parte superior vitrales con figuras abstractas que con mucha imaginación pareciera que forman corazones en tonos verdes y amarillos si se mira desde afuera.

Si se mira desde adentro, unas mazorcas de maíz con las hojas verdes abiertas, unida una con otra.

El sitio es un punto de encuentro para las familias en Puebla: un hombre espera a una amiga a un costado y le abraza efusivamente; una joven de cabellos largos, blusa rosa, pantalón de mezclilla y un par de tenis blanco, espera pacientemente en una banca de madera ; tres trabajadores han aprovechado su rato de descanso para bromear y platicar.

Tres amigos platican y deciden qué harán el resto de la tarde, uno de ellos se recarga sobre ese acero traído de un país extranjero del que Puebla tomó inspiración y materiales para construir varios lugares.

Desde 1986 este espacio dejó de ser un mercado y abandonado hasta 1994, hace poco menos de 30 años, en el que se convirtió en un punto comercial.

 

 

 

 

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