Los hombres de piedra

Carolina Miranda

San Salvador El Seco, Pue. – A Saul y Alfredo los separan 25 años, pero los unen rocas amorfas que convierten en seres mitológicos, en deidades religiosas, en animales reales que deambulan por selvas, bosques y planicies; en hombres mundanos que buscan trascender.

Saúl Aquino Juárez es un muchacho de 19 años de cabellos alborotados cuya imaginación es su Don para transformar milenarias rocas; Alfredo Martínez es un hombre adusto de 44 años, maestro que la dedicación y la concentración son su fuerte al momento de tallar rocas volcánicas.

El polvo los envuelve en un aura fantasmal. Sus ropajes cargan partículas de tierra de la cumbre donde nació San Salvador El Seco, un municipio poblano donde las piedras son joyas de arte.

El cincel, martillo, las pulidoras de mano, cortadoras, tornos, buriles y brocas de diamante se escuchan en talleres del pueblo, entre ellos del muchacho Saúl, a quien su padre le dio el secreto del arte de la piedra: soltar su imaginación.

“Primero debes saber que es lo que tienes que hacer en una roca, ver la forma desde un principio, porque no es así de sencillo como agarrar una piedra cualquiera y que te digan haz una pieza”, relata.

Sus mayores le hicieron entender que para poder labrar las piedras, lo mejor era entenderlas, sentirlas y llevarlas a un mundo imaginario que fuera tan real como la vida misma.

Cuatro años golpeando un cincel bajo los intensos rayos del sol, le permitieron crear desde molcajetes, búhos hasta imágenes religiosas como la Virgen de la Guadalupe.

“Para aprender bien necesité cuatro años y llevo un año trabajando solo”, dice. En cada golpe entrega una parte de su ser, lo hace con gusto y placer, como el que solo los hombres con vena de artista tienen.

Y es que a su corta edad no deja de sorprenderse cómo una roca abandonada en la montaña o en la llanura pueda transformarse en magia.

“Se me hace algo increíble: una piedra que nomás estaba ahí tirada y algunos no le ven chiste, una piedra que no tenía forma alguna y le das forma de búho o de virgen, es increíble”,

La dedicación, concentración y la técnica forman parte de la herencia artística de Alfredo Martínez, cuyas manos cargan 24 años tallado la solidez de los granitos formados en milenios. Es uno de los maestros y formador de generaciones de artesanos de la roca.

Don Raúl Martínez Castro, su padre, le mostró la mejor forma de agarrar un martillo y cincel, pero también tomar una herramienta eléctrica; crear una maqueta definida para dar forma a lo impensable.

“El secreto es la dedicación, poner atención a lo que uno está haciendo. Concentrarse a lo que uno va a desarrollar”, dice.

Sus manos han dado forma a leones y pumas que pareciera toman vida y movimiento; personajes como el Papa Juan Pablo II y surreales fuentes góticas

“Se siente satisfacción el esfuerzo y dedicación se ve reflejado, quebrarse un poco la cabeza, porque incluso uno tiene que darle un toque personal a lo que uno realiza, explica con humildad el hombre que se niega a auto definirse como un artista, sólo como “un simple artesano”.

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