Xonaca, huehues y bordados

*Se acercan los días del Carnaval, Israel Osorio Romero borda sus trajes desde ahora para conservar la tradición de los huehues

Guadalupe Juárez

Puebla, Pue.- Los días de Carnaval se acercan en Xonaca y los integrantes de las cuadrillas de huehues comienzan a preparar su vestimenta para la fiesta, el baile y los aplausos en las calles de uno de los barrios más antiguos de la ciudad de Puebla.

Así Israel Osorio Romero fija su mirada en el orificio de la aguja para pasar el hilo y sujetar la lentejuela que colocará en lo que será su capa. Es de noche, casi siempre borda así, en las noches, después de la escuela y el trabajo.

Para lograr su trabajo, siempre se acompaña de una lámpara de escritorio y una caja de plásticos con separaciones, donde ya tiene separadas por colores los adornos que sujetara en la tela, así como las agujas que usará.

En esta ocasión, ha calcado la figura de un hombre azteca que adorna con chaquira y lentejuelas. La capa es roja, las sandalias son cafés, el taparrabos es azul con detalles amarillos, las plumas del penacho son azules, rojas, naranjas y rosas.

Para rellenar la piel, Israel opta por replicar la técnica de su abuela María del Carmen que usaba para bordar las servilletas y con hilo color carne, llena las piernas, el abdomen y el rostro de la figura azteca.

Con color café, remarca los detalles, los músculos en el vientre, las costillas, los senos y las piernas. Hasta la comisura de los labios y los orificios de la nariz del hombre que sostiene un escudo en la mano izquierda y una lanza en la derecha.

Las letras en la parte inferior de la capa lleva la palabra Xonaca –también adornada con chaquiras—y que representa la pasión que representa para él ser huehue.

Por lo regular, a finales de marzo, antes de la Cuaresma —una parte del calendario litúrgico de la Iglesia Católica— las calles de la ciudad de Puebla se convierten en pistas de baile, las banquetas en gradas y asientos de primera fila.

Durante el día y en ocasiones por la noche, es común escuchar la música tradicional que indica que los danzantes se encuentran en la calle, ya sea vestidos de catrines, o de diablos –que azotan sus látigos en el suelo- y se acercan al público para obligarlos a unirse en la coreografía de saltos y entrelazados de los brazos.

Apenas tiene 24 años, está estudiando contaduría, pero su cercanía con el carnaval y los huehues es desde los cuatro años, cuando escuchaba bailar a las cuadrillas afuera de su casa y entonces tomaba una toalla con una figura y se la colocaba en la espalda para simular que era su capa.

Tres años después, en una de las juntas que solían hacer los vecinos, Israel con apenas siete años, ya se había inscrito a la cuadrillla. Sus padres sólo alcanzaron a adaptarle una capa de rey mago que había utilizado días antes y entonces salió a bailar en el Carnaval.

“Me gusta bailar, el ver que la gente te aplaude cuando bailas, la energía que lleva todo el Carnaval”, comparte Israel, mientras da otra puntada para sujetar una lentejuela roja a su capa.

Aunque la mayoría de veces compra sus indumentarias, en los últimos tres años ha decidido ser él quien borde su propia capa y también ultimar detalles para su sombrero.

“Empecé a bordar en 2020, como fue la primera capa que hice, me tardé mucho tiempo, pero ahorita con la práctica, ya le voy agarrando”.

El proceso de Israel es así: primero elige la figura que quiere bordar, la tela –ya sea satín, terciopelo o cualquiera de la elección–, se calca la figura y se empieza a rellenar.

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