Atencingo, un paraíso comunitario

*La comunidad, asentada en el municipio de Chietla, destaca por su abundante vegetación, arte y nuevas dinámicas poblacionales; se camina entre ojitos de agua, murales y naturaleza

Jaime López

Chietla, Pue.- Atencingo sobresale por sus discretos atractivos, por ejemplo, el mural de San Pedro.

Forma parte del municipio de Chietla, a media hora de Izúcar de Matamoros y para llegar, se recorre un camino rodeado de abundante vegetación, algo que sorprende a quienes viven en las selvas de asfalto.

El mural sampetrino contiene imágenes del ingenio azucarero de Atencingo, considerado el motor económico de la Mixteca poblana desde 1921, es decir, desde hace más de un siglo.

Tiene plasmada una representación de la Virgen de Guadalupe, muestra del fervor de las y los habitantes de la zona, cuya principal característica es su elevada temperatura.

Para las personas que no portan sombrero o gorra, pueden broncearse fácilmente, con el riesgo de pasarse de tueste, con los rayos del sol emanados del cielo de Atencingo.

Los comunitarios desconocen el nombre del autor, autora o autores del mural, pero coinciden que se trata de una gran obra artística que simboliza a algunos de sus escenarios más relevantes.

En la pieza, no puede faltar la figura de Emiliano Zapata, ídolo de diversos sectores campesinos, que en Atencingo juegan un papel significativo por su participación en la zafra.

Otro atractivo que poco a poco han hecho suyo las y los lugareños, es el Ojito de Agua, denominado así por sus dimensiones reducidas.

En su génesis, el agua acumulada en el ojito era estrictamente utilizada para el riego de los cañaverales. Ahora, una función recreativa, pues familias de Atencingo van a nadar o ducharse ahí.

Por eso algunas voces, sobre todo las que ven con humor las nuevas dinámicas poblacionales, mencionan que es un balneario modernizado. Tienen razón en parte, debido a que niñas, niños, adolescentes y adultos, van a refrescarse con todo y toallas, shampoo y hasta chanclas.

Conductores de mototaxis, un modo de transporte habitual en Atencingo, relatan que el agua del ojito nace del Cerro Grande, que rodea la localidad, es decir, no es producto de las lluvias.

Mitos y leyendas hacen más peculiar la comunidad, misma que tiene como estampa visual principal el desfile de cascos azules entrando y saliendo del ingenio azucarero.

Atencingo, un pequeño paraíso comunitario que conjunta historias, arte y naturaleza.

 

 

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