Cuautinchan, un viaje fantástico

*El ex convento, considerado el más antiguo del continente americano, reabrió sus puertas y nos mostró sus enormes torres y bóvedas, que tienen una altura mayor a 18 metros y cuyo origen se remonta al siglo XVI.

Jaime López

Puebla, Pue.- Pareciera que las nubes que lo cubren discretamente danzan de alegría por su reapertura. Es el ex Convento de Cuautinchan, inmueble religioso que está de fiesta, fueron casi 5 años cerrado por el sismo del 2017, que le dejó daños.

Al júbilo de los algodones vueltos cielo, se suman las expresiones de admiración de quienes observan por primera vez el enorme retablo en su interior, el cual es considerado el más antiguo del continente americano.

No se requiere ser un especialista en Estética o Historia para deducir que la pieza por sí sola es un gran ejemplo de arte sacro, una oda a la divinidad y a la fe.

Detalle tras detalle, el retablo muestra ocho escenas, entre ellas, la Anunciación, la Adoración de Reyes, el Pentecostés, el Calvario, la Coronación, la Aparición y la Resurrección.

Por el exterior, el convento parece un escenario sacado de un relato fantástico tipo “El Señor de los Anillos”, debido a sus enormes torres y bóvedas, que tienen una altura mayor a 18 metros y cuyo origen se remonta al siglo XVI.

La estatura mencionada hace pensar que los constructores del inmueble tenían el propósito de tocar el cielo, de acercarse a la eternidad.

En parte, el sentimiento mencionado se hace presente cuando caminas en medio del conjunto conventual o cuando te aproximas al campanario.

En el recorrido a la zona más alta del monasterio, el humor de los comunitarios no puede faltar, menos porque es un recinto protegido por residentes del municipio.

Muestra de la gracia “cuautinchense” se percibe en un letrero de advertencia colocado en una de las escaleras del templo, que reza: “no tocar las campanas, multa de 500 pesos”.

Los muros con formas de arcos y el diseño renacentista producen una peculiar sensación, muy semejante a estar atrapado en una burbuja de tiempo, en un valioso fragmento del patrimonio histórico.

Como plus, hay un conjunto de tumbas cercanas al templo que inspiran respeto, mientras que el acentuado color verde en el patio dejan ver que el convento sigue lleno de vida, superando hasta los enojos de la Naturaleza.

 

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